De la misma forma que la larva genera su capullo para vivir un proceso en el que se dé una transformación absoluta, desarrollando los nuevos tejidos que ya estaban en ella en potencia, con el Proceso Crisálida pretendemos crear el espacio mágico en el que el despliegue de nuestras potencialidades se pueda llevar a cabo de una forma espontánea y natural.
Antes de convertirse en mariposa, la larva ha de desprenderse de su viejo tejido. En el Proceso Crisálida pretendemos soltar y desprendernos del viejo tejido mental que nos ha mantenido en estructuras materiales rígidas. Esto se traduce en liberarnos de apegos y resistencias que ciñen nuestro Ser a antiguos patrones que impiden el desarrollo del verdadero potencial: la mariposa bella y libre que llevamos todos en nuestro interior.
Vamos a realizar un proceso integral en el que lo espiritual va a estar siempre presente como elemento integrador. Consideramos que en cualquier proceso transformador, lo trascendente es el nexo, el origen y el fin del cambio, para que ese cambio tenga un sentido y sea verdaderamente sanador y evolutivo.
Partiremos de la materia para trabajar con la energía. Consideramos que todo aquello que sentimos, percibimos y vivimos tiene un sustrato energético con el que se ha de trabajar cuando se busca el equilibrio, la evolución y la sanación. La larva tiene una forma muy concreta. No sabe que es mariposa. Pero la energía subyacente contiene la información para que ese proceso se dé, y la mariposa surge de ese impulso energético que estaba ya en la larva. Por ello trabajaremos con la energía de nuestro cuerpo físico, con la energía de nuestros cuerpos sutiles, con la energía que fluye, con la que está bloqueada, con los nudos energéticos, con la energía que sujeta y con la que está contenida, y también con la energía que está creando la matriz de todo, que nos mantiene a todos interconectados. Trabajaremos con la energía del grupo y de los grupos diversos de la sociedad.
Buscaremos objetivos concretos a nivel personal sobre los que trabajaremos y tendremos también objetivos a nivel grupal. Vamos a aprovechar al máximo la energía grupal que se genera en la comunidad, buscando la sinergia (potenciación del proceso a través de la unión de fuerzas), la coherencia (purificando la energía de todo tipo de distorsiones) y la resonancia (que permite arrastrar a otros en ese ascenso energético) para catapultar los procesos personales y crecer como grupo.
Consideramos que este proceso de transformación es también un proceso de sanación. Que evolución y sanación van de la mano y en última instancia son uno y lo mismo. Vamos a ir desde la salud a la sanación y desde el desarrollo personal a la evolución espiritual.
Crisálida es un proceso de transformación cuando buscamos una salida a la crisis, una salida a nuestra crisis personal que en cierta medida es la llamada, desde ese patrón energético interno, al cambio. La crisis marca en nosotros el punto de partida para un cambio, si escuchamos la llamada, y comenzamos a “crear nuestro capullo” para que se pueda dar la transformación. La vida nos pide transformación y se la vamos a dar, con la máxima consciencia y con la mejor actitud.
Partimos de la idea básica de que todo Ser está en continua evolución. Cuando la evolución se da sin resistencias, todo va fluyendo en nuestras vidas, y cuando nos resistimos, se produce un bloqueo de nuestra energía natural que nos lleva al desequilibrio a distintos niveles: trastornos en la salud de nuestro cuerpo, mente y emociones, trastornos en nuestras relaciones, trastornos en nuestra vida laboral y económica, trastornos en nuestra familia, sentimiento de estancamiento, de aburrimiento, de que no avanzamos en nuestra vida...
En el Proceso Crisálida pretendemos encontrar los puntos de resistencia, trabajarlos y disolverlos a través de técnicas muy diversas para que volvamos a fluir de forma natural en nuestro proceso evolutivo y esto nos devuelva al equilibrio. De esta forma vamos transformando nuestras vidas en una dirección evolutiva.
Es indudable que en la vida estamos continuamente expuestos al cambio. Todo cambia a nuestro alrededor, incluso nosotros mismos cambiamos. Pero, cambio muchas veces significa deterioro, extinción. Desde crisálida proponemos un proceso en el que cambio signifique transformación, evolución. De la misma forma que la larva que sólo puede arrastrarse por el suelo entra en su espacio de crisálida para transformarse y evolucionar a su forma de mariposa, hermosa, ligera y libre de conquistar espacios en las alturas, en el proceso crisálida la transformación tiene lugar para una evolución, un crecimiento personal y una mayor sutilidad de todo nuestro ser.